lunes, 11 de junio de 2012

Una nueva ley de drogas no solo es posible, sino que es necesaria.




No hay duda que las actuales políticas de nuestro país, poco a poco se van desligando de las represiones conducidas e instaladas por la dictadura militar. 30 años de leyes, regulaciones y marcadas políticas contra los derechos de los ciudadanos fueron, las que hasta hace muy poco, nos seguían rigiendo.
Buscando que el restablecimiento de la democracia no sea solo una campaña política, y el valor de los derechos humanos sea palpable en cada rincón del país, poco a poco la Argentina fue reformando las instancias civiles y penales que violaban el derecho de decidir por nosotros mismos, quienes somos y que queremos. Ser un pueblo pensante y activo nos hace libres.
Actualmente en lo que respecta a la política nacional sobre drogas, la ley que regula el consumo y tenencia de estupefacientes (23.737) fue promulgada a mediados de los años 70. Su última reforma, realizada durante el gob. de Menem, la terminó de definir como una marcada persecución a los consumidores, criminalizándolos como delincuentes solo por consumir o tener drogas para su consumo, sin enfocarse en lo que realmente había que perseguir: el narcotráfico.
El resultado de estas políticas que buscaban aminorar el consumo con medidas abstencionistas y de prohibición (sin investigaciones ni educación, solo acatando los dictámenes de políticas internacionalistas) y a la vez combatir el narcotráfico, no solo han logrado un colapso en el sistema judicial, con miles de causas por consumo y transporte (mulitas), persecución en los ámbitos sociales más vulnerables, y un sometimiento a penas comparables a las de un abusador o un delincuente; si no que también ha logrado respaldar el narcotráfico, ya que haciendo foco en la criminalización de usuarios y cultivadores, los índices de detenciones por la ley 23.737 engordan, y no por dar con los narcos justamente.
Comprender que una nueva ley de drogas no solo es posible, sino que es necesaria.
Una ley que se ampare en los derechos humanos, que respete las decisiones privadas de los ciudadanos, y que deje de condenarte sólo por el hecho de consumir, haciéndote sufrir una situación penal y carcelaria que te marcará de por vida. Que brinde el acceso a la salud en los casos de adicciones, no de manera compulsiva a la internación como canje ante la cárcel, sino desde educarte a ser una persona responsable y consciente de tus decisiones.
Una política de drogas que aborde el uso de estupefacientes desde la reducción de daños (pasar del no lo hagas, al si lo vas hacer, tené los recaudos correspondientes dados los riesgos de cada sustancia) aceptando la realidad: la gente consume, sea ilegal o no, lo que importa es garantizar el acceso a los servicios de prevención, con programas integrales de atención y tratamientos basados en fundamentos científicos, para asegurar la diversidad de alternativas en los servicios sanitarios. Que se permita la investigación de los usos de cannabis a nivel medicinal, y del cáñamo en lo industrial. Consolide el diálogo y la discusión pública (la actual ley condena su abordaje por considerarlo apología).Y que en caso de una problemática de adicción, no genere criminalización desde el Estado y discriminación en lo social, abordarlo desde el ámbito de la salud, la familia y el amor.
Una ley basada en los tratados internacionales por los derechos humanos y congruente a la constitución nacional (Art. 19: “Las acciones privadas de loshombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, niperjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de laautoridad de los magistrados.” Es decir, lo que se conoce, en el derechoconstitucional, como “principio de reserva”).
Que nos ampare a los ciudadanos usuarios de cannabis, que reclamamos nuestro derecho de tener y cultivar la marihuana que consumimos, sin que el Estado nos criminalice por ello y sin tener que recurrir al negocio del mercado negro de estupefacientes. El autocultivo para consumo personal combate el narcotráfico, nos concientiza sobre nuestro consumo, nos aleja de situaciones de riesgo y del uso de una sustancia sin regulación y amparada por la corrupción. Autocultivando se obtiene un producto casero, sin pesticidas ni fertilizantes químicos, de buena calidad para uso medicinal, recreativo y personal.
Es importante que en esta instancia del debate, se comprendan las virtudes (a nivel medicinal) y los diferentes usos del cannabis (no solo se fuma, también se pueden realizar vaporizaciones, extractos o ungüentos) para lo cual hace falta una nueva ley de drogas que permita la investigación, el libre acceso a la información y por sobre todo, libertades individuales.


Nota para el Diario Primera Edición

Autocultivo en Misiones fanzine